Cuando piensas en Chile puede que te vengan a la mente las enormes y monolíticas cabezas (moais), pero no el café. A diferencia de otros países de Sudamérica, como Brasil o Colombia, Chile no tiene una próspera industria cafetera.
Extraño, ¿verdad? En un continente donde el café es rey, Chile se destaca por su amor por el té. La contradicción es palpable, pero la historia detrás de esta preferencia es fascinante.
Una herencia británica
La tradición del té en Chile no es nativa, sino una importación británica que se arraigó en el siglo XIX, cuando los británicos comenzaron a establecerse en el país
Con ellos trajeron su amor por esta infusión, y poco a poco se convirtió en parte de la vida cotidiana de los chilenos.
Algo de café
A diferencia de sus vecinos sudamericanos, Chile no es conocido por su café de calidad.
La topografía del país, con su larga costa junto al Océano Pacífico, carece de las elevaciones necesarias para cultivar café de alta calidad. En un mercado dominado por países como Colombia y Brasil, Chile apenas representa el 3% de la producción de café especial en la región.
Sin embargo, hay esperanza en el horizonte. Proyectos como el intento de cultivar café en la Isla de Pascua muestran un esfuerzo por impulsar la industria cafetera nacional.
Al proporcionar formación y empleo a los habitantes locales, se espera que estos proyectos contribuyan al crecimiento y la estabilidad económica de la región, abriendo nuevas oportunidades en el mundo del café chileno.